5 ago 2008

El Campeonato de la PGA americana nace como consecuencia de una reunión mantenida el 17 de enero de 1916, en la que se concibe la idea de crear un campeonato nacional y se encuentra la magnífica acogida de Rodman Wanamaker, quien donó el trofeo que hoy lleva su nombre y, además, ofreció una bolsa de 2.580 dólares en premios para un torneo que se celebraría a match-play. Esa primera edición acabó con el triunfo del inglés Jim Barnes en el Siwanoy Country Club, en New York. Barnes ganaría también la segunda edición, que se jugó tres años después a causa de la suspensión temporal a causa de la I Guerra Mundial.


Por esta circunstancia, históricamente se cita a Denny Shute como el primer jugador que ganó el torneo en dos años consecutivos (1936 y 1937), hazaña que igualó hace unos años Tiger Woods (ausente en esta ocasión tras su operación de rodilla) al conquistar el trofeo en 1999-2000 y que ha repetirdo los dos últimos años.

Este año el ganador se embolsará bastante más dinero que Barnes y regresará a casa con más de un millón de dólares en el bolsillo, pero para conseguirlo tendrá que haber pasado el calor que sin duda agobiará a todos cuantos se encuentren esos días en Bloomfield Township, en Michigan, del 7 al 10 de agosto y, al fin, los nervios clásicos de quien se encuentra a una docena de golpes de conseguir un torneo grande.

La tradición del torneo

Parte de la menor popularidad del campeonato, el menos carismático de los cuatro que componen el Grand Slam, puede deberse a que sus tradiciones se han ido perdiendo poco a poco por el camino. Hubo un momento en que el torneo constituía el campeonato del circuito profesional antes incluso de que hubiera un circuito profesional; un tiempo en que se premiaba a un tipo de jugador agresivo y luchador, en contraste con los fríos y calculadores que, se decía, ganaban a medal-play; un tiempo en que los participantes eran conocidos por sus nombres y apellidos, pues no había tantos miembros en la Asociación de Golfistas Profesionales, que es lo que indican las siglas PGA.

Sin embargo se mantiene alguna tradición que lastra la popularidad del PGA. Una es la de mantener la presencia de sus miembros no habituales en el circuito profesional, es decir, maestros y profesores que, al carecer de posibilidades de ganar, ofrecen muy poco entretenimiento. Otra es la de celebrarse en pleno mes de agosto, cuando más sudan los jugadores y menos ganas hay entre los aficionados por dejar sus propios palos y sentarse a ver golf en televisión.

La lista de candidatos al triunfo suele ser más extensa que en ningún otro torneo del Grand Slam. En los últimos años hemos podido observar una gran cantidad de jugadores de "segunda fila" con posibilidades de ganar en los últimos hoyos del torneo, como si de una prueba más de su circuito se tratara.

Si este campeonato genera menos tensión, entonces se abre el abanico de aspirantes, máxime con la ausencia de Tiger. Lo que queda claro es que el resultado está muy abierto y afinar en el pronóstico es difícil, como se refleja en el palmarés de campeones.

Fuente: Europasur

0 comentarios:

Publicar un comentario