9 ago 2008

A pesar de hacer una vuelta de 72 golpes (+2), el Pato se mantuvo cerca de los primeros lugares por segundo día consecutivo y se ilusiona con el título en Oakland Hills; está a tres del líder, el local J.B. Holmes (139)

Aunque Angel Cabrera prefiere evitar la comparación, puede aplicar aquí algo de la lección aprendida el año pasado en el US Open. Este 90° PGA Championship en Oakland Hills plantea dificultades similares y obliga a estrategias parecidas, con la paciencia como clave para intentar un recorrido exitoso. El Pato superó la prueba de dos primeras vueltas durísimas, y quedó en condiciones de encarar el fin de semana entre los que pueden pelear por el título: suma 142 golpes (+2), y sólo lo separan tres del nuevo y sorpresivo líder de la competencia, el norteamericano J.B. Holmes.

A pesar de ese final que no lo trató del todo bien, Cabrera puso su score en el tablero justo en el tramo de la jornada en el que el viento dejó de ser un condicionamiento para jugar un papel decisivo en los recorridos. Y esa circunstancia favoreció al cordobés y a la mayoría de los que jugaron por la mañana, porque los scores se fueron elevando sin remedio para los que salieron a la cancha después del mediodía. "Se me escapó un poco la vuelta en el final, pero ya está. Un +2 en este día no está nada mal. Acá todo el mundo la tiene difícil. El primer objetivo está cumplido para mí, estoy en carrera y con ganas de estar en la pelea hasta el final. Va a ser duro, y no creo que el ganador termine bajo el par", señaló Cabrera, que se escapa del rcuerdo de Oakmont 2007, aquel campo que aparecía como indomable y se rindió ante la gran semana de Cabrera: "Esta también es una cancha muy difícil, pero es otro torneo. No pienso en el US Open. Por ahora la llevo bien en el green, hice uno solo de tres putts. Pero esto es largo y puede pasar culaquier cosa".

Ayer, Cabrera arrancó por el hoyo 10 y le dio forma a un primer tramo del recorrido con contrastes: después del bogey en el 11 jugó a la perfección el par 5 del 12 y se llevó uno de los cuatro águilas que entregó ese hoyo en las dos primeras jornadas. Después, el 18, el más difícil de la cancha, le quitó otro golpe, pero el Pato estaba sólido en su juego y con ganas de cerrar de la mejor forma la vuelta. Como el jueves, hizo birdie en el 1 y 2, y pasó a compartir la punta del campeonato con Robert Karlsson y Jeev Milkha Singh, que todavía no habían salido a la cancha.

Sin embargo, al Pato le tocó pagar, como a la gran mayoría ayer, cada error o golpe impreciso. Le costó poner la pelota en el fairway en el 4 y el 6, y terminó con bogey, y el mismo resultado se llevó de los par 3 del 3 y el 9 (el segundo hoyo más difícil de la cancha, con 3,45 golpes de promedio), donde no pudo alcanzar el green.

Holmes no esperaba quedar en la punta con ese score de 68 que firmó temprano, pero seguramente sospechó que le rendiría mucho al final de un día con banderas agitadas. Pero ahora es el único jugador bajo el par de los 73 que superaron el corte clasificatorio. Con 26 años, Holmes es uno de los pegadores más fuertes del PGA Tour (ganó dos veces el FRB Open, en 2006 y 2008), y lo demostró ayer, pegando drives de 400 yardas y saliendo airoso de Oakland Hills: "No soy muy agresivo con el driver si no le estoy pegando bien a la pelota, pero si me siento cómodo, le doy con todo. Creo que fue la vuelta en la que mejor le pegué a la pelota este año. Lástima que no tuve mucha fortuna sobre el green. Fus frustrante hacer 32 putts en una vuelta tan buena para mí", comentó el líder, que todavía mantiene la ilusión de meterse en el equipo americano de la Copa Ryder, cuyo ranking se define en este toneo (figura 16° y se clasifican directamente 10).

Holmes tiene tres escoltas. El coreano Charlie Wi, que es un canto a la regularidad hasta aquí con dos tarjetas de 70, y Ben Curtis y Justin Rose, que atrepellaron y se instalaron bien arriba gracias a las mejores vueltas del torneo (67). Por la tarde dos candidatos como Sergio García y Phil Mickeklson amenazaron con sumarse a ese pelotón, y hasta insinuaron que podían alcanzar a Holmes, pero el tortuoso final de este campo los atrapó. El Niño (73) hizo un recorrido muy sobrio hasta el hoyo 17, pero en ese par 3 de 238 yardas necesitó cuatro putts para embocar y se fue con doble bogey. El zurdo (73) se lució con sus tiros de recuperación, pero esa fórmula tarde o temprano lo hace pagar: hizo bogeys en el 14, 15 y 17, y ni siquiera pudo redimirse con ese putt de dos metros para birdie que falló en el 18.

Fuente: La Nación

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